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Si el cliente ha tenido una experiencia única desde el primer contacto con tu marca y, aún después de la compra, aunque la competencia se esfuerce por crear ventajas competitivas, no cambiará el producto o servicio, porque sabe que el valor añadido merece la pena.

En situaciones más prometedoras, un cliente que está muy satisfecho con una marca está dispuesto a pagar un precio incluso más alto porque sabe que el retorno será valioso: el 86% de los consumidores están dispuestos a pagar más por una mejor experiencia.

Esto permite comprender fácilmente la diferencia entre ofrecer un producto o servicio con diferenciales y posibilitar la venta de esos mismos artículos con valor añadido. La experiencia del cliente es uno de esos valores que suma mucho y hace que cualquier cliente prefiera tu marca.